El Señor avanzaba hacia su calvario en el Gólgota con la aparición en la plaza de la Catedral del segundo misterio gaditano de la noche y V estación del vía crucis. Pilatos presentaba a Jesús ante el pueblo de Cádiz. Lo hacía con su tradicional iconografía, su manto púrpura bordado en oro y exornado con claveles rojos.
En el escenario se iban sucediendo los peregrinos, tras las lecturas de los obispos. Relexiones que tuvieron un recuerdo muy especial para los males de la humanidad como la pobreza o la violencia. Así fue también en el discurrir de la portentosa imagen de La Columna de Alcalá. Su cuadrilla hizo reverencia a la Cruz Diocesana antes de seguir con su cortejo por las calles de Cádiz.
La flagelación de Cristo dio paso a otro de los grandes momentos de la noche de Pasión en verano. Los Nazarenos de Vejer y de Chiclana (que hizo notar el abundante público de esta ciudad presente en la plaza), venidos desde el mismo barrio del Regidor Perpetuo de Cádiz, Santa María, despertaban la devoción más popular. Mientras, Columna tardaba unos minutos en abandonar la Catedral debido a la maniobra que en el túnel de Santiago tenía que hacer el gran misterio del Prendimiento de San Fernando para salir.
Todavía quedaban por venir portentosos misterios hasta completar el rezo del vía crucis. Sanidad con los faroles del Caído, Humildad y Paciencia de Chiclana y su impresionante paso dorado, El Perdón gaditano de Ortega Bru (con ciertos problemas en la trasera al caminar), el antiquísimo misterio de El Calvario, El Amor de Puerto Real, el gran misterio de la Mortaja y la Soledad de Puerto Real. La Señora, realizada por la Roldana, puso el punto y final con una reflexión ante la Virgen. El broche de oro para una noche redonda. El día en el que Cristo experimentó su Pasión ante la devoción la provincia y buena parte de Andalucía. La noche agotaba sus últimas horas de amor a la Cruz de los Jóvenes. Un sentimiento sincero para el que no hizo falta la luz de un cirio.
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